Prana
¿Existe realmente una “energía vital” que
armoniza nuestro cuerpo y sus funciones
posibilitando por tanto el
equilibrio o homoestasis global y
aquella energía sutil (prana) que según el misticismo hindú se constituye en el
“soplo de vida”?
Cuando investigué la información al respecto disponible en los textos y apuntes del
instructorado de Yoga, llegué a varias conclusiones ,que, por ser propias y no científicas, deben ser tomadas como tal,
es decir, como el producto de conocer la fisiología humana y adquirir
conocimientos de la “fisiología sutil”
que el camino del Yoga nos deja en su
aprendizaje. Entre otros , mis recordados debate en el tema ,con dos ilustres maestras
( Las Lic. Maité Fernandez de Bobadilla
y Roxy Griel), me acercaron pistas
importantes para entender mejor estos textos.
Primero veamos el origen básico del
Prana. La palabra tiene sus
orígenes mas de 1400 años AC en el más
antiguo de los 4 libros Vedas (el Rig-veda) escrito probablemente en la región del Panyab en el Valle del Río Indo
donde se encontraron en antiquísimas ciudadelas (Harappa y Mohendaro) sellos con imágenes de
personas en posición de loto meditando por lo que se le asigna a la
alegoría la cuna del yoga. Prana del
sánscrito (aspirar, completar, en el sentido vital o bien hálito de vida , en
sus múltiples acepciones ) sería la manera más eficiente de ingresar energía
pránica al organismo. No olvidemos que
durante muchos siglos estos conocimientos se transmitieron en forma oral,
recién en los libros védicos fueron escritos por lo que podrían haber matices
de interpretaciones.
Restos actuales de la ciudadela Mohendaro
La primer pregunta que me hice y aun persiste
sin respuesta la vierto porque genera inquietud y por tanto entusiasma. La energía pránica ingresa a nuestro cuerpo
principalmente por la respiración y los
alimentos (de aquí el Pranayama, la técnica yóguica que maneja la
energetización a través de ejercicios respiratorios). Una vez en nuestro cuerpo
circula por canales (nadis) que la conducen a diversos “nudos energéticos” (Chakras). Los más importantes se alojan en sentido
ascendente desde la pelvis hacia la cabeza y se van diferenciando en cuanto a
sus funciones. Según la fisiología sutil la acumulación o liberación de prana
en estos sitios se relacionan con el estado sicofísico espiritual de su
portador.
Los primeros canales de ingreso y circulación
del prana al organismo según los textos sánscritos fueron a través de tubos (tráqueas,
bronquios, esófago, vasos sanguíneos, etc). Luego en la edad media el ocultismo
occidental sugirió una teoría de que en realidad estos canales no eran
orgánicos sino sutiles, que eran miles y
no identificables por metodología
científica.
La primer pregunta entonces, si la fisiología
humana demostrada por modo científico tiene cientos de funciones , hormonas, neurotransmisores, enzimas,
anticuerpos, mensajeros etc. pero carece
de un ente regulador único que coordina todo, porque no , una energía no
fisiológica, que no dependa de ningún control y sea sutil (no demostrable con
la metodología científica disponible a la fecha ) pueda ser la responsable de
semejante equilibrio?.
Si ya se ha
demostrado que estamos compuestos por energía y partículas subatómicas
que giran a velocidades incalculables en un campo cuatri-dimensional que
interactúa dinámicamente con “todo “lo que nos rodea, porque no aceptar que
esta energía pránica es la que armoniza
nuestras funciones vitales
Que ocurre en la muerte?. En forma casi
simultánea se empiezan a derrumbar todos
los mecanismos de equilibrio de todas las distintas fisiologías. Fallan las
defensas inmunes, fallan los mecanismos de control cerebral de funciones
vitales y por último, cesa la actividad cardiorrespiratoria.
Es tan grande el equilibrio que debe existir
para que no colisionen tal variedad de funciones que también es sencillo que
ante un gran desequilibrio el derrumbe
sea masivo.
Respecto del Prana , además, podemos decir que
NO está relacionado directamente con el estado de oxigenación de nuestro cuerpo.
Es muy común leer en sitios de internet que hablan de Prana y lo relacionan a
la oxigenación.
Al respecto, yo mismo puedo desnudar esta
relación en tanto y en cuanto hemos realizado un trabajo de medición de oxigenación
sanguínea en diferentes ejercicios de pranayama
en 18 yoguis avanzados y no hemos encontrado ninguna variación, antes, durante y después
de las distintas técnicas respiratorias. La sensación de bienestar y relajación
que producen estas técnicas no provienen del oxigeno sino del prana
incorporado.
Respuestas que no encuentro, también válidas,
es que ocurre con la energía vital cuando perdemos la vida…se consume ¿ se
libera?. Sea cual fuere la respuesta final
hay una observación que los médicos nos hacemos muchas veces en nuestro
ejercicio profesional.
Existe
un soplo vital?
Mi respuesta es, desde ya , afrimativa. Existe
un hálito de vida que nace cuando nos conciben, nos “regula” cuando vivimos y
nos abandona cuando morimos. UN hálito que carece de la dimensión tiempo. Un soplo de vida que hay días que nos
entusiasma y nos hace sentir plenamente vitales y otros días que se diluye y
nos hace sentir sin energía. , débiles y tristes.
Hasta la fecha no he encontrado mejor
respuesta terapéutica que el yoga para preservar dicha energía. Obviamente la
estabilidad emocional y nutricional y el buen estado físico contribuyen al
sentirse energetizado. Pero si a eso le agregáramos estas milenarias técnicas
nuestro bienestar sería mucho más poderoso. Soy médico de cabecera de muchos
practicantes de Yoga y visitan mi consultorio con escasísima frecuencia, por
algo debe ser.
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