jueves, 6 de junio de 2013

Los antioxidantes
Mitos y realidad.


Cientos de publicaciones, videos y diversas  divulgaciones  están publicando desde hace tiempo información sobre los beneficios en la salud  de los antioxidantes que  generaron  un gran entusiasmo en occidente.  El consumo de estos productos se hizo masivo con la esperanza de  evitar enfermedades de toda índole y prolongar la vida.
Los  Laboratorios  Farmacéuticos salieron a ofrecer todas las combinaciones posibles de antioxidantes, minerales y vitaminas.
¿Pero cuan de cierto hay, desde las ciencias médicas,  en todas estas especulaciones?
Primero deberíamos hablar de lo que significa el stress oxidativo.
La inflamación y el stress oxidativo de las grasas en sangre
Las vitaminas
Las vitaminas son componentes orgánicos necesarios para el correcto funcionamiento de diversos metabolismos. En pequeñas cantidades, salvo la vitamina D, todos deben ser ingeridos  ya que no se producen en nuestro cuerpo.
No debemos confundir estos componentes con los minerales, como el calcio y el hierro, que son micronutrientes necesarios para la vida (por eso los denominamos esenciales).
Si bien la carencia de estos nutrientes generan estados patológicos (anemia, pelagra, raquitismo, etc.) no está aún establecido que los suplementos con vitaminas  puedan prevenir o revertir enfermedades crónicas como arterioesclerosis o cáncer.
Cuando decimos “establecido” es porque  la medicina actual está basada en la evidencia que implica que, trabajos estadísticos serios demuestren o no, un beneficio certero sobre la salud.  Para esto se requieren que miles de personas  que ingieren una sustancia o adhieren a una determinada dieta   sean comparados con similar número de personas que usaron un placebo o que no emplearon dicha dieta.
A su vez las personas deben ser del mismo sexo y grupo de edad con el que se compara. El trabajo debe estar confeccionado estadísticamente en forma perfecta y realizado a lo largo de un período conveniente. De esto surge una conclusión “significativa” con la que podemos aseverar un beneficio o un perjuicio. Puede ser analizando la mortalidad o la aparición de enfermedades.
Si bien desde la óptica fisiológica sería lógico que vitaminas  antioxidantes (A y C)  ayuden a mejorar el envejecimiento de las arterias , el análisis responsable de todos los trabajos serios realizados hasta aquí no permite aseverar que su consumo disminuya el riesgo , por ejemplo de un infarto cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Los datos que obtenemos de la bibliografía nos arrojan confusión, por ejemplo con el ácido fólico.
Este nutriente presente en vegetales, carnes, granos y frutas escasea en la dieta de poblaciones marginadas geográfica o socialmente. Su carencia, junto con la vitamina B12 produce anemia megaloblástica y posibles lesiones neurológicas. 
Es útil en la prevención de malformaciones congénitas del tubo neural y se les prescribe a las mujeres que buscan embarazo o a las ya gestantes con buenos argumentos estadísticos.
Respecto del cáncer, si bien hay observaciones que disminuyen la incidencia de Cáncer de colon y mama estudios mejor diseñados no apoyan estas sospechas incluso otros trabajos que evalúan  el ácido fólico  para otras enfermedades  (por ejemplo cardíacas) su alta ingesta, se vio asociada a mayor incidencia de cáncer de próstata. Por estas y otras razones menos comprensibles  la sugerencia es no ingerir ácido fólico o vitamina B12 como prevención de enfermedades crónicas.  Otros estudios en diferentes grupos evidenciaron que la ingesta de ácido fólico reduciría el riesgo de hipertensión arterial en mujeres y provocaría una pérdida de audición a los tonos bajos.
ANTIOXIDANTES
Respecto de los antioxidantes como la vitamina A, C y E así como el betacaroteno,  podemos decir que  en múltiples observaciones, se ha encontrado un notorio beneficio en el riesgo , tanto de aparición de cáncer como de enfermedades vasculares. Pero hay que advertir aquí que , como en todos estos estudios tan amplios, no sabemos si hay que atribuir el éxito a los antioxidantes o a otras implicancias ya que , por ejemplo, la gente que ingiere más verduras y frutas  tienen mejor estilo de vida, comen menos carnes e ingieren otras sustancias , como flavonoides, que son más que saludables .
Por esta razón es que siempre sugerimos, cuando el intestino lo permite, adherirse a una dieta rica en verduras, cereales y frutas.
No es más importante saber qué es lo que produce el beneficio que el beneficio mismo y, finalmente, siempre es preferible que los nutrientes sean  ingeridos en su estado natural y no en suplementos procesados. Por otro lado ningún trabajo realizado con suplementos de antioxidantes evidenció grandes mejorías en el pronóstico tanto de cáncer como de enfermedad arterioesclerótica.
La deficiencia  de ingesta de vitamina A en niños impacta en su inmunidad aumentando su mortalidad en internaciones por ejemplo por sarampión , pero esto ocurre solo en países en vías de desarrollo por lo que la OMS (Organización Mundial de la Salud) sugiere su suplemento en niños solo en esos países.
En otro sentido, el exceso de Vitamina A (sobre todo un componente como el retinol) en suplementos a través de los años produce en mujeres mayor riesgo de fracturas de cadera.
Para el caso de la Vitamina C , si bien es claro que mejoras las defensas inmunes y favorece la cicatrización de heridas así como que está indicada en individuos con actividad física extrema o que trabajan en climas hostiles no hay evidencias que sus suplementos prevengan alguna enfermedad  tumoral o cardiovascular.
En el caso de la Vitamina E, la cual , por observaciones , se esperaban exitosas respuestas preventivas en diferentes enfermedades, los estudios desaniman a su empleo preventivo.
Importantes estadísticas demuestran que el suplemento de vitamina E no es útil para mejorar  la aparición ni el pronóstico de las enfermedades vasculares, el cáncer, la demencia  y las infecciones. Incluso su  ingesta excesiva puede favorecer el riesgo de aparición de cáncer de Próstata.  Respecto del accidente cerebrovascular  mejoró levemente el riesgo del  infarto cerebral y empeoró el del hemorrágico (para que se entienda, derrame cerebral).

Con distintas expectativas y desilusionantes respuestas, los suplementos de ,tanto las Vitaminas  B2 Rivoflabina,  B6 (piridoxina) asi como la B23 (Cianocobalamina),  no han producido beneficios en ninguna de las enfermedades hasta aquí descriptas.
Los preparados multivitamínicos varían intensamente en sus dosis y composiciones y, en general, solo están indicados en personas con deficiencias dietéticas, alcoholismo, mala absorción,  veganismo,  cirugía gástrica o errores hereditarios de metabolismos.
Como regla general , salvo casos puntuales de selectos grupos (como los explicados para el ácido fólico y la vitamina D y B12) no debe prescribirse suplementos vitamínicos o de antioxidantes si la alimentación es la adecuada y completa.
No debemos menospreciar los riesgos que el uso excesivo de  estos suplementos conlleva. No es una buena idea consumir productos de venta libre con distintos nutrientes y preparados de fibras y demás componentes.
Si se van a realizar ejercicios extremos o que requieran de un desarrollo aeróbico o muscular es preferible consultar antes con un  deportólogo o médico general que evaluarán los requerimientos o eventuales deficiencias  y decidirá si es preferible una evaluación cardiovascular o nutricional previa.





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