lunes, 30 de septiembre de 2013

Docentes y alumnos.

Nuestros queridos docentes , en esta época del año, están en una fase terminal de agotamiento , stress  y toda suerte de estados alterados que realmente generan en sus médicos, o al menos en mi caso, una mezcla equilibrada de enojo y tristeza. 
Los docentes masculinos parecieran sobrellevarlo mejor pero, ellas, a su rol de docentes, generalmente se adhieren el rol materno, de esposa y en ocasiones de hija .
Las consecuencias sobre su salud son notorias.
Las infecciones banales parecieran afectarlas más y es lógico ya que el aparato inmunitario está íntimamente vinculado al emocional. La precariedead económica de sus ingresos, la dedicación extra horario (que ningún otro trabajador posee) contribuyen al todo. Ya cerca de la jubilación son más vulnerables a las enfermedades crónicas.
Pero es quizás otro el factor que más los afecta y es totalmente comprensible.
Los docentes trabajan con niños y adolescentes y ya sabemos en que estado de rebeldía  se encuentran nuestros chicos.
En las escuelas secundarias, sin importar el rango social, deben soportar toda suerte de atropellos por parte de los chicos y ni que hablar , con mucha frecuencia, de sus padres.
En los colegios privados para los directivos, los padres son clientes antes que padres y en las públicas temen las rebeliones y hasta las agresiones.
Los alumnos no pueden ser en clase lo que no son en sus casas.
El diálogo familiar directo padres-hijos, ha sido suplantado por el silencio en un contexto de chat, wahtsapp, skipe, facebook  con sus celulares inteligentes, etc.
Los padres les hablan infructuosamente y no logran llamar la atención de sus hijos que en paralelo chatean con sus amigos que acaban de ver en la escuela.
Nuestros chicos tienen ya problemas de comunicación verbal y peor aún de interpretación de la lectura, sencillamente porque no leen.
El deterioro de la educación tiene que ver con esto. No es sólo un tema curricular, programático ni de infraestructura.
Las responsabilidades compartidas (padres, docentes, alumnos y autoridades) tienen el inconveniente que las partes se desligan  de una porción de la responsabilidad. Y así nada cambia.
Con la famosa palabra "contención " se tolera hasta delincuentes en las clases.
¿Como puede exigir algo una profesora si el alumno la amenaza? 
¿Que contención tiene el docente? Los sindicatos? Los medios? Las ONG?
Como médico y padre observo en que estado están las cosas. 
Observo como se deteriora año a año la comunicación entre los protagonistas. Como hay palizas por bulling y hasta asesinatos.
Observo como de un colegio insignia para nuestra educación como el Nacional Buenos Aires, donde egresaron Mariano Moreno, Cornelio Saavedra, Martín Pueyrredón y   Manuel Dorrego , entre otros ilustres argentinos, hoy es escenario de una profanación humillante para nuestro cristianismo al violentar la Iglesia San Ignacio.
No estoy dirigiendo un ataque a un Gobierno , ni provincial ni nacional.
Hace treinta años que elegimos nuestros representantes y somos todos los argentinos, por acción u  omisión, los que permitimos este deterioro tan caro a nuestro ser nacional cuando fuimos otrora el espejo de Europa y un país líder mundial en educación.
Este problema es global y ético y refleja una profunda crisis moral de nuestro ser nacional.
Los docentes son una simple consecuencia de toda esta cadena de sucesos trágicos para nuestra educación.
Pedagogos, psicólogos, docentes y todo tipo de gente experimentada en estos temas debaten intensamente  al respecto.
Desde hace años hay congresos dedicados a este gran tema . Pero los cambios no llegan.
Las dos últimas preguntas que me hago son: que va a ser de nuestro futuro con este nivel de enseñanza y que va a ser de la salud psicofísica de nuestros queridos docentes.



2 comentarios:

  1. Es muy difícil ser docente. Poder diferenciar entre autoritarismo y autoridad. Lograr ser respetado.
    Pero también es muy hermoso.

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  2. La docencia es pura vocación, además de formación permanente y es cierto que las condiciones de trabajo implican esfuerzos desmesurados para lograr una educación de calidad. Seguiremos en ese camino

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